Somos un grupo de laic@s hermanad@s en la Fe Cristiana.

Nos convocó inicialmente la insolente provocación del ex dictador Jorge Videla al reivindicar los crímenes aberrantes del terrorismo de estado, reconocer la complicidad o indiferencia de integrantes de la jerarquía eclesiástica y hacer público su libre acceso al sacramento de la Eucaristía.

Hicimos nuestro firme reclamo a la Conferencia Episcopal y manifestamos nuestra frustración frente a una respuesta que consideramos insuficiente.

Aguardamos aún que se ponga en marcha un nuevo compromiso con la verdad y se enfrente con decisión una cuestión que, por formar parte de su propia historia, es una deuda que reclama una pronta y completa superación. La continuidad del silencio afecta la credibilidad pastoral en el pueblo de Dios.

A partir de entonces hemos decidido darle continuidad a nuestra vocación y compromiso, como modestos protagonistas del proceso de transformación de nuestra Iglesia, recordando cada día los valores evangélicos y esperanzados en el liderazgo del papa Francisco, imploramos la asistencia de Nuestra Señora de Luján, madre y mediadora ante Cristo nuestra Esperanza.

miércoles, 8 de abril de 2015

EL CRONISTA
EDICIÓN IMPRESA | COLUMNISTAS 02.04.15
¿A quién representan?

Hernán Patiño Mayer, Integrante de Cristianos para el Tercer Milenio. Ex embajador en el Uruguay.

El último 12 de febrero, en la página oficial de la Conferencia Episcopal Argentina se publicó un comunicado de la Comisión de Justicia y Paz del episcopado. Este organismo integrado mayoritariamente por laicos, tiene como asesor a monseñor Jorge Lozano. Nadie sabe quién y cómo se elige a este selecto grupo de ‘luchadores por la paz y la justicia‘. Nadie conoce antecedentes de sus integrantes –pese a su edad promedio– que los vinculen con los organismos que han dado testimonio de su fidelidad evangélica –sean cristianos o no– custodiando la Memoria y reclamando por la Verdad y la Justicia, frente a las atrocidades del terrorismo de estado y sus siniestras consecuencias.
Cuando como integrante del Equipo Coordinador de Cristianos para el Tercer Milenio, tuve oportunidad de participar de un par de reuniones con algunos de sus miembros, a fin de solicitar su respaldo al documento en el que reclamábamos una condena de la CEA ante las infames y sacrílegas declaraciones de Videla hechas a Ceferino Reato; hicieron mutis por el foro. Esas cuestiones entre las que se cuentan los miles de desaparecidos, torturados, asesinados y recién nacidos privados de su identidad, no parecen ser materia de preocupación de la Comisión, pese a que esos crímenes no son pasado y se siguen cometiendo en tanto se ignore la verdad de lo ocurrido y el destino de la víctimas.
No recuerdo tampoco que estos laicos ‘comprometidos’ hayan respaldado la lucha de las Madres y Abuelas o saludado la recuperación de los 116 nietos. Puede fallarme la memoria. Tampoco recuerdo que hayan pedido explicaciones a la Conferencia con la que colaboran, sobre las sospechosas conductas de los capellanes militares y otros silencios clericales que suenan como alaridos en los oídos de nuestro pueblo.
De manera sorpresiva y sembrando confusión acerca de su auténtica representatividad e intención, expresaron su adhesión a la marcha organizada por un grupo de fiscales para homenajear a su colega aún hoy, misteriosamente fallecido. No puede escapar a la sagacidad de sus integrantes, por pobre que ésta sea, que su inconsulta manifestación iba a ser presentada por algunos medios como una adhesión de la Iglesia toda, a una movilización que fue y sigue siendo, motivo de manipulaciones del más variado tipo e intencionalidad.
A título exclusivamente personal quiero señalar que deploro la actitud irresponsable de la CJP. Ningún laico que no sea socio de este ‘aristocrático‘ colectivo, ha sido consultado sobre una decisión que nos compromete como católicos ante la opinión pública.
En el doloroso caso de la muerte del fiscal Nisman, espero que actúe la justicia y que lo haga con más eficiencia, celeridad e independencia que la demostrada en el pasado, en casos de similar o mayor gravedad institucional. Expreso mis condolencias a su familia y especialmente a sus dos hijas y repudio toda manipulación tendiente a ocultar la verdad y explotar espuriamente su deceso.
Finalmente creo que como lo viene reclamando Francisco, es tiempo de que los laicos asumamos nuestras responsabilidades como protagonistas mayoritarios del peregrinaje del pueblo de Dios. Y es tiempo también, de que nuestros servidores del clero, recurran a métodos más transparentes y democráticos al momento de constituir los organismos que pretendan hablar en nuestro nombre.
Que la próxima celebración de la Pascua de Resurrección nos aliente a dar testimonio de nuestra Fe anunciando con Cristo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia, porque ellos serán saciados".


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